martes, 13 de mayo de 2008

Angie Jibaja y Melisa Patiño, la obligación de ser santa o puta...


En el Perú ser mujer es tener todo un condicionamiento. Se espera de las mujeres peruanas aun en el siglo XXI una respuesta muy específica al evento de su genitalidad. La feminidad peruana se encuentra encasillada entre Santa Rosa de Lima y la Perricholi que aunque parecen estar en las antípodas responden al único tipo de feminidad que conocemos y respetamos como heroínas reales. En nuestra historia mujeres como Clorinda Matto de Turner o Flora Tristan son casi desconocidas porque no responden a nuestro ideal femenino de seres beatíficos o eclesiásticos como la santa limeña, o pérfidas amantes como la Perricholi. Ambas sujetas a instituciones o hombres, que las hacían santas o putas, pero no protagonistas de su propia historia.

Melisa Patiño estuvo detenida hace unos días en los calabozos del seguridad del estado, la acusación tener vínculos con el MRTA a través de los llamados bolivarianos y haber asistido a un congreso de estos en Ecuador. Se presento en un programa de televisión alegando una ignorancia casi beatifica del asunto del terrorismo, y respondiendo a los cánones de feminidad y tradición cultural esperados, respondió con una estupidez innegable a las preguntas periodísticas.

Melisa de alguna manera inexplicable había terminado en un congreso donde estaban invitados desde la ETA española hasta las FARC de Colombia, pero ella no conocía casi estos fenómenos, tampoco que el MRTA estaba presente, menos quienes eran Sybila Arredondo de Arguedas o Edith Lagos, famosas por su participación ideológica la primera y en el segundo caso “heroínas” de Sendero . Doña Melisa apareció cual santa enfundada en vestido muy recatado y con ademanes infantiles narrando como un viaje de “jóvenes idealistas” había terminado bajo las garras del lobo comunista. Señalo ser “antiimperialista” pero no izquierdista, o es muy ignorante o tiene un IQ muy deficiente. Cuando se le pregunta porque tiene la cara cubierta en la marcha era de “frió”… Ir a un congreso donde existan opiniones divergentes a los intereses del Estado Peruano no debería ser un delito, pero negar con argumentos feministoides de ignorancia o idiotez lo hecho no debería tampoco ser un recurso valido para salir indemne o conmover a la opinión publica.

En el otro extremo tenemos a una mujer “endemoniada” cuyas ideas políticas deben ser en resumen viva la libertad, la paz y el amor. Que practica artes marciales pero es muy torpe y combina el alcohol con sustancias enervantes y se pone violenta... También es perseguida por la prensa a cada momento y el orinar en una carretera desierta saliendo de tomar unas cervezas (lo cual si podría hacer cualquier varón y seria ridículo filmarlo) se convirtió en orinar en la calle y ser una exibionista. La prensa chicha y programas basura como Magali Medina han convertido su vida en una exposición publica de defectos, pues es mujer y peruana, no tiene derecho a excesos que no solo son asóciales, como podría ser el terrorismo imputado a la otra protagonista de esta reflexión, sino peor aun son anti-femeninos en si mismos. Angie es pues la encarnación del “demonio” y la posibilidad de que las mujeres actúen por si mismas, se emborrachen y den patadas sin necesidad de estar sujetas a una ideología - religión o ser amantes de algún famoso y estar despechadas. Es más peligrosa la real libertad femenina para cualquiera en el Perú que todos los Chávez juntos. Angie le dio una patada a otra mujer en una discoteca, causándole lesiones no graves pero si notorias. Esto quizás debería ser delito de cárcel, y las personas delincuentes o locos que golpean a la gente en nuestras calles o casas deberían ir presos, pero no lo están. No es así, simplemente porque el estado no funciona y la violencia en el Perú debe ser mas grave para poder acusar y encarcelar al agresor. No esta Bien pero es así.

Entonces ¿Por qué Angie Jibaja esta en la cárcel? Por la agresión o porque la jueza no se solidariza con su forma de vida, ¿se puede condenar a alguien por un delito y dejar que otros lo cometan? .Porque no son figuras publicas y su rebeldía o presunta maldad no es notoria. Angie Jibaja cometió una transgresión y no se mostró sumisa ni se encasillo, Melisa definitivamente fingió ignorancia del tema que había asumido al viajar a Quito. Una esta presa y condenada y la otra es casi una heroína para las ONG y otros. Angie Jibaja es un peligro para la sociedad peruana, para su seguridad, no creo, pero si para su manera de pensar pacata y encasilladora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En verdad, ¿podemos creer que Angie Jibaja representa una verdadera rebeldía feminina? Yo no lo creo, ella actua como la femme-fatale parte del entramado de espectáculos.

Su comportamiento dificilmente pueda ser consentido por cualquier mujer tradicional, pero eso no significa que demuestre autonomía, transgresión de convenciones opresores, simplemente es el ladrillo "malcriado" que todo muro necesita para ser más llamativo.

Sobre Melissa no puedo opinar, no vi su entrevista.

La mujer que de veraz espanta es la que toma acción concreta o fuerte influencia intelectual, tipo M.E. Moyano o las dos mencionadas y otras contemporáneas suyas, cuyas historias son convenientemente desconocidas (por no difusión, o tergiversadas, o malinterpretadas) para un país donde una mujer implora que su pareja infiel implora que se pongan condón, pues igual seguirá consintiendo sus licencias.

Anónimo dijo...

No existe tal obligación, la de ser Santa o Puta. Existe simplemente el libre albedrío. Eso es todo.
Comprendo que las mujeres, sobre todo si son bellas, puedan sentirse confrontadas y tentadas por ese esclavismo. Pero la elección, a menos que sea por hambre y necesidad, es definitivamente personal.
Recuerda a Frida Khalo. Y que al fin y al cabo ella sólo se vendió por amor al "feísimo" Diego Rivera.
Algo debía tener el gordo.

Saludos.

Inés.